ECO-CHEQUEO RIESGO CARDIOVASCULAR

Riesgo cardiovascular y síndrome metabólico

Las enfermedades cardiovasculares afectan a las arterias del corazón y del resto del organismo, principalmente el cerebro, los riñones y los miembros inferiores. Las más importantes son: el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular (trombosis, embolia y hemorragia cerebral). Son muy graves y la principal causa de muerte en los países desarrollados.

ESTE ESTUDIO INCLUYE LAS SIGUIENTES PRUEBAS:

Ecocardiografía

Valoración de las alteraciones de la geometría ventricular izquierda (remodelamiento/hipertrofia), dilatación de la aurícula izquierda, alteración de la función diastólica.

Ecografía vascular carotídea

Valoración de lesión de la pared arterial (determinación del grosor íntima-media, detección y caracterización de placas de ateroma).

Ecografía vascular aórtica

Detección y caracterización de aneurisma de aorta abdominal.

Ecografía vascular femoral

Detección y caracterización de placas de ateroma.

Ecografía de grasa abdominal

Caracterización y determinación del grosor de la grasa abdominal subcutánea y visceral.

Ecografía hepática

Detección y caracterización de esteatosis hepática (hígado graso).

El riesgo cardiovascular

El riesgo cardiovascular es la probabilidad que tiene un individuo de sufrir una de estas enfermedades dentro de un determinado plazo de tiempo y esto va a depender fundamentalmente del número de factores de riesgo que estén presentes en dicho individuo. Los factores de riesgo se clasifican en 2 grandes grupos: factores modificables (podemos intervenir para evitarlos) y factores no modificables (sobre los que no podemos intervenir, tales como la edad, sexo, raza y base genética). Entre los factores modificables se encuentran: hipertensión arterial, aumento del colesterol, diabetes, sobrepeso y obesidad, tabaquismo, sedentarismo, abuso de alcohol, ansiedad y estrés.

Síndrome metabólico

Se habla de síndrome metabólico cuando en una persona coinciden al menos tres de los siguientes factores: obesidad abdominal, trastorno de los lípidos en sangre (colesterol-HDL bajo y aumento de la concentración de triglicéridos), alteración de la tolerancia a la glucosa (glucosa alta), aumento de la presión arterial. El hígado graso (esteatosis hepática) no alcohólico suele asociarse estrechamente a dicho síndrome, considerándose la manifestación hepática del síndrome metabólico. El hígado graso no alcohólico es una entidad clínico-patológica, de importancia emergente, que engloba un espectro amplio de alteraciones hepáticas, incluyendo desde la esteatosis hepática simple a esteatohepatitis, fibrosis y cirrosis hepática. La mayoría de individuos con hígado graso no alcohólico son asintomáticos.

La presencia de síndrome metabólico incrementa de forma considerable el riesgo cardiovascular y la aparición de diabetes. Por ejemplo, los hipertensos con síndrome metabólico tienen un riesgo cardiovascular casi el doble del que tienen los hipertensos sin él y, a día de hoy, se está convirtiendo en uno de los principales problemas de salud pública del siglo XXI.

La aterosclerosis subclínica (placas en las arterias)

Es altamente prevalente en individuos asintomáticos de mediana edad. Diferentes estudios han constatado que hasta un 60% de pacientes considerados de bajo riesgo ya presentan datos de ateroesclerosis subclínica (detección de placas ateroesceróticas en arterias carótidas y/o femorales mediante ecografía de alta resolución). Asimismo, el estudio ecográfico es capaz de detectar lesiones subclínicas en otros órganos diana (alteración de la geometría ventricular cardíaca, dilatación auricular, disfunción diastólica, hígado graso) en pacientes asintomáticos con diferentes factores de riesgo cardiovascular.
Detectar estas alteraciones en fase subclínica (asintomática) nos permite actuar de forma precoz y más eficaz (cambios en el estilo de vida y tratamiento farmacológico).

Todos sabemos lo difícil que puede resultar modificar nuestras costumbres para adoptar estilos de vida más saludables. El hecho de poder observar el propio interior del cuerpo mientras el médico realiza el estudio ecográfico y ser conscientes de la presencia de los diferentes tipos de lesiones subclínicas previamente mencionadas, puede ser el mayor incentivo y motivación para decidir adoptar cambios saludables duraderos en nuestro estilo de vida. Además, el estudio ecográfico de alta resolución no solamente nos permite identificar y caracterizar dichas lesiones, sino también realizar un seguimiento estrecho y ser capaces de visualizar cómo los cambios en el estilo de vida (con o sin tratamiento farmacológico) repercuten sobre dichas lesiones, lo que produce un poderoso efecto de retroalimentación positiva al poder constatar los cambios en nuestro organismo tras instaurar hábitos saludables y otras medidas terapéuticas pertinentes.

Medición de la grasa abdominal

La localización de la grasa corporal juega un papel importante en la salud. La grasa subcutánea se encuentra cerca de la superficie de la piel, mientras que la grasa visceral es la que rodea los órganos internos. Existe un tipo específico de obesidad que se asocia a alteraciones en la sensibilidad a la insulina y a complicaciones cardiometabólicas. La resistencia a la insulina aumenta la susceptibilidad de padecer diabetes, endurecimiento de las arterias, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Este fenotipo, que no coincide necesariamente con los individuos más obesos, se caracteriza por una alta proporción de grasa visceral y relativamente poca grasa subcutánea, además de aumento de grasa intrahepática.

En el caso de la mujer postmenopáusica, los cambios en las concentraciones de hormonas sexuales que aparecen durante esta etapa tienen efectos en la resistencia a la insulina y la distribución del tejido adiposo visceral y corporal, lo que conlleva un incremento del riesgo cardiovascular y de síndrome metabólico.

El reconocimiento de la importancia de la distribución de la grasa corporal ha conducido al desarrollo de diferentes métodos para su valoración. La tomografía axial computerizada (TAC) es el método de referencia. Sin embargo, su alto coste y emisión de radiaciones ionizantes limita su uso. La ecografía de alta definición es una alternativa segura, económica y con resultados comparables.

Teniendo en cuenta que la cantidad de grasa visceral se relaciona con el grado de resistencia insulínica y la presencia de síndrome metabólico, la medición del grosor de grasa visceral por ecografía es de gran utilidad para identificar a personas con alto riesgo cardiovascular, permitiéndonos optimizar las medidas terapéuticas. El objetivo principal es reducir el peso, aumentar la actividad física e iniciar tratamiento específico para los diversos componentes del síndrome metabólico cuando esté indicado.

La modificación de hábitos permitirá mejorar la composición corporal y modificar positivamente muchos de los componentes del síndrome metabólico, jugando la ecografía un papel crucial en la valoración y seguimiento de estos cambios. Incluso sin pérdida de peso significativa, los cambios en el estilo de vida y los tratamientos orientados a los diversos componentes del síndrome metabólico pueden mejorar el perfil de riesgo cardiovascular de estos pacientes.

Detección precoz de aneurisma de aorta abdominal

Se denomina aneurisma de la aorta abdominal (AAA) a la dilatación (≥3 cm de diámetro) de la aorta infrarenal, que es la afectada en el 95% de los casos. El 75% de los AAA se relacionan con la aterosclerosis.

Sus principales factores de riesgo son la edad superior a los 60 años, el tabaquismo, la hipertensión (HTA), el sexo masculino, la existencia de familiares de primer grado intervenidos o fallecidos por AAA y la presencia de enfermedad aterosclerosa coronaria, periférica o cerebrovascular.

La mayoría (75%) de los AAA son asintomáticos. Sin embargo, la complicación más temible es su rotura, que está directamente relacionada con el tamaño y es especialmente frecuente en los AAA ≥ 5,5 cm. El diagnóstico precoz del AAA y la cirugía reparadora electiva pueden disminuir su morbimortalidad al evitar la rotura. Las principales sociedades científicas vasculares recomiendan realizar cribado del AAA mediante ecografía abdominal en las poblaciones de riesgo, aunque en la práctica clínica no se realiza.

La creciente incidencia del AAA, principalmente por el envejecimiento de la población, y su mortalidad del 85-90% en caso de rotura justifican su diagnóstico precoz y un tratamiento reparador electivo. La ecografía abdominal ha demostrado ser una técnica de gran utilidad para el estudio de la aorta infrarrenal y el cribado del AAA.